Abatir analfabetismo o educación comunitaria; lo primero es lo primero

Por: Carlos Blanco López

Para el reconocido especialista en temas educativos Gilberto Guevara Niebla “es increíble” que en los planes de estudio 2022 se proponga abandonar la cultura universal como matriz de la educación básica e integrar en ella las culturas étnicas, siendo que la educación pública en México, burocrática y centralista, nunca ha sabido incorporar satisfactoriamente la multiculturalidad en el currículum.

Independientemente de que se coincida o no con la postura de Guevara Niebla habrá que reconocer que cuenta con un amplio conocimiento en el tema educativo, por lo que no está demás reflexionar sobre sus argumentos y sacar nuestras propias conclusiones: es doctor en Ciencias Sociales, político, subsecretario de Educación Básica durante 10 meses en 1992, consejero del vapuleado Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) en el sexenio pasado, nuevamente subsecretario de Educación Básica durante siete meses en el actual gobierno morenista, y autor de múltiples libros, el último de ellos:  “La Regresión Educativa. La Hostilidad de la 4T Contra la Ilustración”.

Guevara Niebla, quien renunció al cargo que ocupaba en la SEP desde donde, dice, “fui testigo del impacto brutal de la política de austeridad”, comenta en su artículo publicado ayer en el diario La Crónica que de acuerdo a funcionarios de la SEP el centro de la nueva educación no debe ser el alumno, sino la comunidad.

Considera que la SEP hace ese planteamiento sabiendo que la población indígena es minoritaria (6.2% de la población) y culturalmente dispersa (68 lenguas distintas), por lo que se pregunta: “Cómo articular esa diversidad en las escuelas?

Enfrentar a alumnos socializados en el contexto social urbano y moderno con indígenas monolingües, arraigados en sus comunidades históricas “es un choque brutal. Es un encuentro-desencuentro entre dos mundos”.

Guevara Niebla considera que la SEP resuelve ese choque mediante un “dialogo de saberes” en el que los portadores de las dos culturas se escuchan recíprocamente para arribar a la construcción de significados compartidos.

Cuestiona el especialista: “¿qué tan factible es ese diálogo cuando los interlocutores carecen de una lengua común?”, y concluye que la “SEP nos debe explicar cómo será posible ese diálogo intercultural que arroje un aprendizaje significativo para ambos actores”.

Desde nuestra perspectiva el plan de estudios 2022, aunque romántico e idealista, suena interesante y se orienta a rescatar nuestros valores étnicos y multiculturales para construir una Nueva Escuela Mexicana, sin embargo habría que ponderar que la autoridad educativa debe avanzar estableciendo prioridades, y lo que urge resolver es el ancestral problema del analfabetismo  que actualmente se eleva a más de cuatro millones de mexicanos que no saben leer y escribir, y el tremendo rezago educativo que se recrudeció con la pandemia.

Dando salida a esos dos problemas la autoridad educativa ya podría pensar de manera más seria en implementar un nuevo plan de estudios donde el centro de la nueva educación no debe ser el alumno, sino la comunidad: una comunidad toda, que, para empezar, sepa leer y escribir. Digo.

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