Bajo el argumento de Protección Civil Estatal de que el campamento instalado en la rivera del Río Bravo en territorio mexicano, representaba un escenario de riesgo de incendio debido a las fogatas que los migrantes encendían cerca de las casas de campaña para elaborar alimentos y mitigar el frío. El día de ayer autoridades mexicanas desalojaron el campamento improvisado por migrantes venezolanos, en Ciudad Juárez.
Ante el operativo no todas las personas que se encontraban en el campamento aceptaron la oferta de las autoridades de ser trasladadas a un refugio, por lo que se presentaron resistencias de los migrantes y algunos enfrentamientos con elementos de las fuerzas del orden.
Los migrantes fueron obligados a abandonar sus tiendas, pero algunos se negaron durante el proceso, algunas tiendas de campaña fueron quemadas durante la operación. Un policía de Juárez resultó herido en la cabeza con una piedra, que fue lanzada durante el proceso de desalojo.
Enrique Valenzuela, director de la Oficina de Población del Estado, dijo que esta operación era necesaria debido a que adultos y niños presentaban síntomas de hipotermia y neumonía.
Alrededor de 500 migrantes acordaron abandonar el campamento, pero muchos dijeron que no irían muy lejos debido a que esperaban el final de la política del Título 42, que se ordenó a la administración de Biden que termine antes del 21 de diciembre.