Por: Carlos Blanco López
El ejemplo idóneo del malestar que podría seguir creciendo entre el movimiento obrero por la espiral inflacionaria que impacta en alzas de los precios de productos básicos, es el estallamiento de la huelga en Teléfonos de México, la empresa icónica del magnate Carlos Slim, que desde hace 37 años no registraba un paro nacional de labores como el iniciado al mediodía.
Los telefonistas liderados por Francisco Hernández Juárez se fueron a la huelga ante supuestas violaciones al contrato colectivo de trabajo y por el incumplimiento en la creación de mil 942 plazas laborales.
La realidad es que el dirigente de los telefonistas impulsa el paro de labores para demostrar una profunda preocupación por la disminución en el poder adquisitivo de los trabajadores.
De acuerdo al Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana en Telmex sigue prevaleciendo la subcontratación, un esquema de contratación prohibido en México desde el 2021.
Muchas grandes y poderosas empresas en México siguen aplicando en sus contrataciones la fórmula del outsourcing, ante la imposibilidad de crear plazas en un escenario de incertidumbre económica.
El paro de labores en Teléfonos de México se registra una semana después de que Carlos Slim estuvo en Washington formando parte de la comitiva de empresarios que acompañó al presidente López Obrador durante su visita a la Casa Blanca, y dentro del contexto en que los Estados Unidos y Canadá manifiestan inconformidad ante el comportamiento de México en el T-MEC, y cuando además Washington solicita a México revisar posibles violaciones de los derechos laborales bajo el T-MEC en una fábrica de componentes de automóvil en Coahuila.
El estallamiento de la huelga en la mayor empresa telefónica de capital nacional no habla bien de las relaciones estables que deben prevalecer entre el movimiento obrero, el sector privado y la secretaria del Trabajo, donde María Luisa Alcalde está evidenciando incompetencia política porque pudo haber evitado la huelga mediante el impulso del dialogo y la conciliación, en la empresa más conocida en todo el territorio nacional.
Es previsible que el movimiento huelguístico en Telmex se levante en las próximas horas, sobre todo por los canales de comunicación que prevalecen entre el hombre más rico de México y el dirigente Francisco Hernández Juárez.
Donde se requiere una rápida operación política es en el problema magisterial que se registra en Tabasco, la entidad de la que es oriundo el presidente López Obrador y el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, luego de que los maestros fueron reprimidos por las fuerzas de seguridad cuando demandaban el pago del incremento salarial anunciado el 15 de mayo, retroactivo al primero de enero de este año.
Ante las imágenes de la violencia desatada por la fuerza pública en contra de los maestros, hoy, en medio del silencio del CEN del SNTE, diferentes contingentes de la CNTE, como la disidencia del estado de Hidalgo, el Consejo Central de Lucha del Valle de México, y las dirigencias de las secciones centistas 18 de Michoacán y 7 de Chiapas, manifestaron su solidaridad con los manifestantes reprimidos.
Para el chiapaneco Gómez Báhamaca la golpiza propinada a los profesores muestra el rostro intolerante y prepotente del régimen de la Cuarta Transformación, lo que echa por tierra el discurso de “nada por la fuerza, todo en el marco de la ley”.
Tampoco las agrupaciones elbistas, como Maestros por México o el Movimiento Nacional por la Transformación Sindical (MNTS) emitieron una postura ante la represión de que fueron objeto un grupo de maestros tabasqueños.
En estos momentos el MNTS, que encabeza Ricardo Aguilar Gordillo, se encuentra concentrado en el análisis de los acuerdos que emanaron del primer Foro Nacional Sindical y Ciudadano que realizó el sábado pasado en la ciudad de México, con el acompañamiento del Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno de la Ciudad de México (SUTGCDMX), la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), el Frente Nacional Petrolero y el Sindicato Nacional de Cultura, entre otras organizaciones.
Aunque entre sus acuerdos resalta que seguirán luchando para lograr la democratización de los sindicatos, en el fondo prevalece el viejo anhelo de Elba Esther Gordillo de integrar una nueva organización nacional alterna al tradicional y viejo movimiento obrero representado por la CTM y el Congreso del Trabajo.
Tal y como lo intentó conformar en el 2008 junto con el dirigente petrolero Carlos Romero Deschamps, y el dirigente del sindicato de telefonistas, Francisco Hernández Juárez, que en un principio estuvo de acuerdo, pero al final se replegó.
En aquel entonces Elba Esther y Carlos Romero Deschamps buscaban conjuntar fuerzas al interior del movimiento obrero para revalorar su capital político y ofrecer sus servicios político electorales a la fuerza partidista que les ofreciera mayores expectativas.