Cientos de morenistas califican a Gómez Báhamaca de ser un frustrado opositor de la 4T

Por: Carlos Blanco López

Del escenario en que se desarrolló el segundo Congreso Político Educativo de la CNTE, y de los últimos acontecimientos que se han registrado al interior de la Coordinadora en lo que va de este sexenio en los que los dirigentes de la disidencia centista requieren reflexionar para mantener cohesionado este movimiento magisterial, fundado hace ya más de 40 años como corriente interna y opositora a la dirigencia nacional del SNTE, enarbolando como demandas centrales la democratización del sindicato e incremento salarial del 100 por ciento, para reivindicar la vida sindical y profesional de los trabajadores de la educación.

Al inicio del gobierno morenista en una determinación gubernamental  nunca antes vista se abrieron las puertas de Palacio Nacional a los dirigentes de la CNTE para escucharlos y arribar a negociaciones que permitieran resolver sus ancestrales demandas, incluyendo la derogación de la punitiva reforma educativa peñista, sin desaparecer algunos candados, como por ejemplo, la reducción de la matrícula de nuevo ingreso a las escuelas normales la eliminación de la plaza automática a los egresados de esos centros educativos o la permanencia de la evaluación para que los egresados de las instituciones públicas formadoras de maestros accedan al sistema educativo.

Tampoco satisfizo a la CNTE que el gobierno refrendará la decisión de culminar con las negociaciones bilaterales. En fin, tras de 18 encuentros en Palacio Nacional en que obtuvieron avances y soluciones a medias el presidente López Obrador decidió que ya no iba resolver directamente con los dirigentes de la CNTE sus demandas ancestrales y las que se iban acumulando mes con mes. Llegó la pandemia y el alejamiento entre autoridades y dirigentes se agudizó y es la fecha en que no se reanudan las negociaciones en Palacio Nacional.

Qué factores fueron lo que influyeron en el presidente López Obrador en su determinación de ya no negociar en forma directa con la CNTE. Da la impresión de que se hartó de que las demandas se volvieran interminables y por la decisión de algunos dirigentes de la Coordinadora, como los de la sección 18 de Michoacán y los de la 7 de Chiapas, en los tiempos más agudos de la pandemia, que fueron a reclamarle  solución a sus demandas con plantones y movilizaciones en el Centro Histórico de la ciudad de México, pero sobre todo porque interpretó que atrás de todo su activismo se ubicaban intereses políticos ajenos al gobierno de la 4T.

En Michoacán se libraba una pugna entre los dirigentes centistas con el denominado grupo Poder de Base que buscaba apoderarse del movimiento magisterial disidente en la entidad para ponerlo al servicio electoral del precandidato morenista Cristóbal Arias, a la gubernatura del estado; y en Chiapas, el mismo López Obrador ha soltado la versión de que atrás de la dirigencia de la 7 se activan intereses “creados”, entre otros, el ex gobernador chiapaneco y senador Manuel Velasco Coello, ajeno al grupo político del ejecutivo local morenista Rutilio Escandón.

Del senador Velasco Coello habrá que tener presente que mantiene vasos comunicantes con la ex lideresa magisterial Elba Esther Gordillo, a quien el presidente López Obrador no le perdona que en las elecciones presidenciales del 2006 respaldó al panista Felipe Calderón. Y que ahora en el actual sexenio se activa con sus organizaciones membrete, como el Movimiento Nacional por la Transformación Sindical a favor de un político que busca ser el candidato presidencial de Morena en el 2024.

Bajo este escenario los dirigentes de la CNTE requieren replantear sus estrategias y entablar alianzas políticas exógenas que les reditúen en la unidad que tanto necesitan para mantener vigorosa y activa a la Coordinadora, basados en sus 20 principios que a lo largo de 40 años los han mantenido cohesionados, con sus sinsabores y avances en el plano regional, si es que desean ganar presencia nacional.

Es un hecho que tanto el partido Morena como el grupo compacto elbista y políticos asociados a la oposición se activan para influir en la movilidad de la CNTE, en función de intereses político electorales.

Esto fue más que evidente, en el caso de Morena, cuando el fin de semana, luego de que la CNTE expuso públicamente que el presidente López Obrador es un “neoliberal”, que cerca de mil activistas del partido Morena Chiapas, firmaron un manifiesto donde descalificaron a Pedro Gómez Báhamaca por convocar a movilizaciones, volanteo, toma de casetas, mítines y bloqueos carreteros, “el próximo 10 de abril, para exigir el cumplimiento de sus demandas, aunque el trasfondo político es boicotear las votaciones por motivo de la Revocación de Mandato”.

Los morenistas lo calificaron de ser un “frustrado opositor de la Cuarta Transformación del Gobierno Federal, toda vez que, en el proceso electoral del 2018, le apostó al PRI a nivel estatal y a la alianza PRI-PAN-PRD a nivel nacional, con los que perdió”.

Desde luego que el dirigente chiapaneco no es precisamente una perita en dulce, se mueve en función de sus intereses políticos, tal y como lo hacen casi todos los líderes de los distintos contingentes de la Coordinadora. Lo cual no es condenable siempre y cuando respeten los 20 principios de la CNTE, aunque no estaría de más que en estos tiempos cuando México requiere de la unidad, incompatible con la polarización que vive la Nación, que los simpatizantes y líderes de la CNTE reflexionen en el tema de los 20 principios y determinen la conveniencia de que sigan vigentes o que se adecuen al nuevo escenario político nacional.

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