Por: Carlos Blanco López
Hay indicios de que la lucha de la CNTE emprendida hace ya más de cuarenta años enfocada a democratizar la vida sindical de los trabajadores de la educación se comienza a diluir por errores cometidos por los propios dirigentes, y como resultado de la intención del gobierno morenista de doblegar a todas aquellas organizaciones que no se pliegan a sus intereses, todo un proceso del que saldrá fortalecido el CEN del SNTE.
Los centistas perdieron la oportunidad de demostrar que la lucha por democratizar al SNTE era auténtica, sobre todo después de que se les alinearon las estrellas cuando en el nuevo Tratado de Libre Comercio con EU y Canadá, se anotó un capítulo en el que se acordó la democratización de los sindicatos mexicanos.
Muchos trabajadores de la educación creyeron que había llegado la hora de democratizar al SNTE, y que la dirigencia nacional del sindicato convocaría a toda la base para renovar mediante el voto directo y secreto los comités seccionales y el Comité Ejecutivo Nacional.
Pero no ocurrió así, ni Alfonso Cepeda Salas, organizó elecciones en las que participaran todos los trabajadores, ni permitió que todos los trabajadores asumieran su derecho de ser electos y ser votados, y lo más inverosímil, tampoco la disidencia de la CNTE permitió que toda la base trabajadora ejerciera su derecho a votar para elegir a sus nuevos dirigentes.
Esto quedó patente, por ejemplo, en el proceso que se registró en Oaxaca para realizar el cambio de dirigentes de la sección 22, mediante el método de “usos y costumbres”, es decir, mediante delegados, haciendo a un lado la participación de toda la base.
A lo que habrá que sumar que para “presionar” al CEN del SNTE para que otorgara la toma de nota, los nuevos dirigentes de la 22, lo hicieron el pasado mes de diciembre con el acompañamiento del gobernador morenista Salomón Jara, el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández y la titular de la SEP, Leticia Ramírez, bajo un escenario de amalgamiento nunca antes visto en la historia de la coordinadora.
Y ahora, en la sección 18 de Michoacán, la dirigencia centista que encabeza Gamaliel Guzmán, enfrenta, en el proceso de renovación del comité seccional, la abierta injerencia del secretario general de Gobierno morenista de esta entidad, Carlos Torres Piña, para imponer al frente de esta gremial al profesor Jairo Mandujano, en un ambiente de mucha tensión que puede degenerar en violencia.
En tanto esto sucede, el dirigente nacional del sindicato se encuentra, atrás de la barrera, observando y disfrutando como desaparece del escenario la otrora combativa CNTE, al mismo tiempo que hace lo suyo para retener el control de la dirigencia de la sección 9 de la ciudad de México, no en vano el pasado 26 de febrero sostuvo un encuentro con 6 mil profesores de esta gremial en la CDMX para evidenciar que en las próximas elecciones para renovar el CES no tendrá mayor problema para aplastar a la disidencia centista.