Cuestionada designación en ESIME genera inconformidad en el IPN

Por. Carlos Blanco López

Dos consejeros estudiantiles de la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica, de Zacatenco, Jesús Tolentino Aragón y Nadjha Martínez Klug, se valieron de la prensa para llamar a un paro indefinido de labores en la ESIME, acusando al director general del IPN, Arturo Reyes Sandoval, de no reconocer el triunfo de Hugo Quintana Espinosa, “quien ganó las elecciones para ser director de la ESIME”.

Son varios los aspectos que hay que observar en el actual diferendo que se vive al interior de la ESIME, donde al igual que en otras unidades académicas y escuelas superiores del IPN, la comunidad estudiantil, docente y personal administrativo pueden participar en un ejercicio de democracia indirecta a la hora de elegir al personal directivo.

En ese ejercicio de democracia indirecta, que no es vinculante, se elige a una terna de aspirantes a la dirección que en forma posterior se entrega a la dirección general para que en su calidad de fiel de la balanza elija finalmente al nuevo director.

Ese proceso se realizó en la ESIME en el pasado mes de diciembre y en el contendieron cinco aspirantes, entre ellos el actual director, Quintana Espinosa, que de esa manera buscó su reelección.

El 75 por ciento de los votos se registraron a favor de Quintana Espinosa, aunque finalmente el director general del IPN, Reyes Sandoval, resolvió que el nuevo director de la ESIME será Mauro Alberto Enciso Aguilar, al que los inconformes acusan de ubicarse en los últimos lugares del proceso.

Durante el proceso que se efectuó en la ESIME para elegir a la terna, en las redes sociales circuló la versión relativa a “evidencias documentales” que apuntan a un ejercicio injustificado de al menos 16 millones de pesos durante la administración del actual director Quintana Espinosa.

Con todo y esos datos orientados a desacreditar a Quintana Espinosa en el proceso que se efectuó en diciembre para elegir a la terna, el actual director obtuvo el mayor número de preferencias, siendo que con base al sentido común se podría interpretar que es inverosímil que la comunidad de profesores, de trabajadores administrativos y estudiantes, se hayan inclinado por mantener al frente de la ESIME a un funcionario que presuntamente incurrió en irregularidades durante su administración.

Del proceso de democracia indirecta registrado en diciembre hay que tomar en cuenta que no debe haber contado con la participación de toda la comunidad de la ESIME, por la sencilla razón de que las clases se estaban desarrollando en línea y no presenciales.

Es obvio que algo no está funcionando bien en el IPN en el proceso que se sigue normativamente para renovar los mandos de las Unidades Académicas y de las Escuelas Superiores, y que los grupos políticos internos que desde hace años influyen en la nominación de los nuevos directivos, se resisten a ser desplazados por el director general, Reyes Sandoval, cuya designación hace un año fue aprobada por el Ejecutivo Federal y “procesada” previamente en el Conacyt, por María Elena Álvarez-Buylla”.

Por principio de cuentas se aprecia pertinente que las autoridades politécnicas evalúen la posibilidad de volver a realizar el proceso de democracia indirecta en el mes de febrero, y/o en la etapa en la que la ESIME regrese a las clases presenciales, de tal manera que participe toda la comunidad.

Mientras que por su lado el director general Reyes Sandoval, tras de que reciba a la nueva terna de aspirantes avive todos sus sentidos para elegir un nuevo directivo sopesando, sobre todo, su trayectoria académica y tomando en cuenta el sentir de la comunidad politécnica, de tal manera que el proceso de transición de mandos no provoque brotes innecesarios de inconformidad, tal y como acontece por estas fechas en el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).

Y en el caso de las irregularidades que presuntamente se cometieron durante la administración del actual director de la ESIME, Quintana Espinosa, lo viable es que la dirección general proceda a investigar y determine qué tan ciertas son esas acusaciones, porque no se vale calumniar, ni mucho menos que prevalezca la impunidad.

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