Debanhi era hija de maestro y Alfonso Cepeda guarda silencio

Por: Carlos Blanco López

Alguien podría explicar por qué la dirigencia nacional del SNTE, cuya membresía de más de dos millones de afiliados, está compuesta en un 70 por ciento por mujeres, guarda un vergonzoso silencio ante el crecimiento de los feminicidios en México.

Lo único que hizo el SNTE, o mejor dicho la dirigencia de la sección 21 del sindicato en Nuevo León, cuando se enteró del feminicidio de la jovencita Debanhí Escobar, fue difundir en los medios una esquela donde ofreció sus condolencias al profesor Mario Escobar Salazar, y eso lo llevó a cabo para cubrir el protocolo luctuoso que se estila en estos casos porque el padre de Debanhí Escobar es secretario general de la Delegación D-11-226.

La sociedad y sobre todo cientos de miles de maestras afiliadas a la organización valorarían en mucho que la dirigencia nacional del SNTE, no solo se pronunciara en contra de los feminicidios y demandará a los tres niveles gubernamentales mayores y efectivas medidas para salvaguardar la vida de las mujeres, sino que valiéndose de la estructura del SNTE despliegue  una intensa campaña, junto con los padres de familia y diversas organizaciones de la sociedad civil, como por ejemplo, con platicas de orientación en las 232  mil escuelas de educación básica que hay en el país, en contra de la violencia de género.

Es lamentable que los dirigentes del SNTE manejen discursivamente en ceremoniales especiales, como el Día Internacional de la Mujer, que están muy preocupados por la violencia que se vive contra las mujeres, y por la vía de los hechos cuando se suscitan feminicidios de resonancia nacional, se quedan con los brazos cruzados. Como si al guardar silencio, los problemas ya no existieran.

Por lo pronto Alfonso Cepeda Salas está dejando patente por la vía de los hechos que la seguridad de las maestras y de sus hijas no son un asunto que le preocupe, sobre todo en esta hora en que se ha recrudecido la violencia de género en México: 229 mujeres han sido asesinadas en lo que va del 2022.

Si en Palacio Nacional manejan el discurso de que los feminicidios y la protección de los derechos humanos son temas generados por la febril imaginación de los neoliberales, pues allá ellos y su carencia de sensibilidad.

Muy interesante será saber que opinan algunas lideresas del sindicato sobre los feminicidios en México. Qué puede decir al respecto la abogada del CEN del SNTE y secretaria general de la sección 34, Soralla Bañuelos, o Lucila Garfias Gutiérrez, secretaria de Equidad de Género y Derechos Humanos del sindicato.

Pero más que discursos que siempre aterrizan en lugares comunes, las lideresas del sindicato requieren asumir un rol más activo en defensa de las mujeres, y no tanto elaborando y enviando al Congreso de la Unión iniciativas de reformas a la ley para aumentar las penas en contra de los asesinos de mujeres, porque eso al final de cuentas no sirve para nada.

Nada más habría que imaginar ¿qué pasaría si los dirigentes de las cerca de 60 secciones que hay en el territorio nacional convocaran a sus agremiados a salir a las calles, de sus respectivas ciudades, para protestar en contra de los feminicidios?

En lo inmediato demostrarían que el SNTE es una organización preocupada por la seguridad de las mujeres. 

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