En lo que va de esta semana en dos periódicos, en El Universal y La Crónica, se ha soltado la versión de que la CNTE “se fractura”, en tanto que se asegura, que ya pasó más de la mitad del sexenio y la Coordinadora no encuentra su lugar dentro de la 4T.
De acuerdo con esta versión los desencuentros con el gobierno federal y Morena son la constante, puntualizando que las “bases más radicalizadas comienzan a rebasar a los dirigentes que sí han tenido algún beneficio con el actual gobierno, como puestos en el Congreso”.
Ante esto y sin entrar en tantos detalles es obvio que algún grupo político, que evidentemente no se identifica con el PAN, ni con lo que queda del PRI de Alejandro Moreno, busca provocar escisiones al interior de la CNTE con la mira puesta en el proceso electoral que se avecina en junio, en el que se renovarán seis gubernaturas.
Aunque tampoco habría que descartar que, al interior de la CNTE, esos grupos “radicales” manipulados por intereses exógenos, buscan llamar la atención de Palacio Nacional, dentro del contexto en que el partido Morena se activa intensamente para tratar de obtener un triunfo rotundo en dicho proceso electoral, para “negociar” y reanudar las pláticas en Palacio Nacional.
Todo puede ser, lo que sí es verdad es que la CNTE no se fractura, o cuando menos, por el momento, no hay indicios de que la Coordinadora se esté pulverizando. Cierto, hay divisionismo, pero eso prevalece en la CNTE desde que se fundó en 1979.