Por: Carlos Blanco López
Todo cuanto haga el gobierno federal por estos días previos a los comicios que se registrarán el 5 de junio en seis estados para renovar gubernaturas se orienta a ganar la simpatía de los ciudadanos para que voten por los candidatos del partido que detenta el poder presidencial desde el 2018.
Bajo ese interés y siendo el magisterio un repositorio importante de votos, el gobierno federal ha venido anunciando diversas medidas efectistas para ganarse el ánimo de los trabajadores de la educación para que voten por Morena en las entidades donde se habrá de elegir un nuevo gobernador: Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas.
De ahí el incremento salarial escalonado anunciado el pasado 15 de mayo para beneficiar a más de 123 mil maestras y maestros que tienen un salario menor a 10 mil pesos mensuales, con un 3 por ciento más, al 3.5 de incremento base; mientras a 504 mil 618 docentes cuyas percepciones van de 10 a 15 mil pesos, obtendrán un 2 por ciento más, y finalmente 329 mil 158 trabajadores de la educación que mensualmente ganan entre 15 y 20 mil pesos tendrán un uno por ciento adicional.
Con esa intención de echarse al magisterio a la bolsa, el presidente López Obrador acaba de anunciar hoy que para el siguiente año estará funcionando en el territorio nacional un sistema de clínicas rurales para atender a los maestros.
El jefe del ejecutivo otea que las maestras y los maestros, sobre todo después de la pandemia en que se entregaron en cuerpo y alma a sus alumnos, siguen gozando de una alta permeabilidad social.
Son queridos y admirados por la comunidad donde se desenvuelven, y en su carácter de líderes todo cuanto digan a favor o en contra de las autoridades influye en el ánimo político electoral de los padres de familia.
Por eso el gobierno busca darle un trato especial al personal docente, aunque sería interesante saber cuáles son las preferencias políticas de los agremiados al SNTE, cuando menos la de medio millón de docentes que por su nivel de ingresos, que fluctúa entre los 15 mil y 20 mil pesos, quedan clasificados como clase media.
A la clase media la ha cuestionado rudamente el presidente López Obrador porque no coincide con las ideas políticas e ideológicas del gobierno de la cuarta transformación, la acusa de ser “aspiracionista” y partidaria del “régimen de corrupción”.