Por: Carlos Blanco López
Toda la semana pasada la ex lideresa magisterial Elba Esther Gordllo se valió de las redes sociales para anunciar que el domingo por la noche sería entrevistada en el foro “La Silla Roja” que conduce Leonardo Kourchenko y Enrique Quintana, en El Financiero, lo que generó ciertas inquietudes sobre lo que la maestra pudiera decir en torno a la situación interna del magisterio y algunos otros temas que preocupan a la opinión pública en general.
Realmente no dijo nada que llamara la atención, dio la impresión que la entrevista se la organizaron a modo, y que ella así la planeó para irrumpir en el escenario público y de alguna manera coadyuvar a desviar la atención de los asuntos torales que preocupan a los mexicanos, como la creciente inseguridad pública que ha conducido a un enfrentamiento delicado entre la jerarquía católica y el gobierno de la 4T, así como el incremento del índice inflacionario, que ha elevado el precios de los productos básicos de una manera preocupante.
Del gobierno de López Obrador señaló que, si en un principio creyó en el proyecto del político de Macuspana, ahora tiene dudas. Al buen entendedor pocas palabras: Ofreció el beneficio de la duda, en tanto que el gobierno morenista puede reorientarse y ofrecer buenos resultados. Nada letal conlleva su dicho; mucho menos un rompimiento con el gobierno federal morenista.
Eso sí, como muchos mexicanos, coincidió en rechazar las políticas que se han implementado en materia de salud y educativa, poniendo especial atención en el tema de la eliminación del programa de escuelas de tiempo completo.
De la titular de la SEP, Delfina Gómez, la ex lideresa magisterial consideró: “No la conozco en persona, nunca he tenido contacto con ella. Ella pertenece a la sección estatal del Estado de México, no al SNTE Nacional, fue maestra estatal y ahí ha participado”.
Como quien dice, se infiere, Elba Esther Gordillo considera que la experiencia política de Delfina Gómez es muy limitada.
Al ofrecer su postura sobre al personaje que prefiere en el proceso de sucesión que se registra al interior de Morena y escoger de entre Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard, reiteró lo que ya todo mundo conoce: “Quiero mucho a Marcelo, le tengo un extraordinario respeto personal, pero no es mi voluntad, y si quiero, habrá que ver si se mueven las reglas correctas para que sea”.
Pero no dijo absolutamente nada más, ni los periodistas le preguntaron si se sumará a la campaña de Marcelo Ebrard en el supuesto caso de que no se “respeten las reglas del juego”.
De Claudia Sheinbaum no dijo absolutamente nada. Ni para bien, ni para mal, ni una breve explicación del por qué no es su corcholata preferida.
Durante la entrevista los conductores tampoco le preguntaron su opinión sobre el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández.
De ahí que se podría inferir que la entrevista que le hicieron en el foro “La Silla Roja” fue diseñada a modo, dentro del contexto en que la agrupación elbista denominada Movimiento Nacional por la Transformación Sindical, que encabeza Ricardo Aguilar Gordillo, busca un encuentro con el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, y bajo el escenario del encuentro previo en Washington entre el presidente López Obrador y el norteamericano Joe Biden.
Un escenario complicado para el presidente López Obrador, sobre todo después de que el primer mandatario mexicano se le ocurrió señalar que, si en Estados Unidos condenan a cadena perpetua a Julian Assange, él emprenderá una campaña para desmontar la Estatua de la Libertad.
Por eso, es de valorarse que la irrupción de Elba Esther Gordillo en la sección “La Silla Roja” de El Financiero se orientó a colocar un granito de arena para contribuir a formar una cortina de humo para desviar la atención de un sector de la opinión pública de temas tan complicados como el crecimiento de la inseguridad pública, y de alguna manera se nota la intención de la maestra de buscar un acercamiento con el secretario encargado de la política interior.