Elba Esther busca negociar en Palacio Nacional votantes para la revocación del mandato

Por: Carlos Blanco López

Si de algo puede vanagloriarse Elba Esther Gordillo son de las estrategias mediáticas que diseña y aplica para reaparecer en el escenario político. Antier se valió de El Universal para anunciar que contraerá nupcias en Oaxaca, recordar que respaldó a la morenista Delfina Gómez en las elecciones del 2017 en el Edomex y en las presidenciales del 2018 a AMLO, y que los gastos de la fiesta los paga su novio para que todo mundo imagine que sus cuentas millonarias se desmoronaron.

Ahora, en vísperas de su boda, la ex lideresa magisterial inserta en la primera plana del Reforma una nota en la que da a conocer que la ceremonia religiosa se efectuará en el jardín Etnobotánico de Oaxaca, ubicado a espaldas del Convento de Santo Domingo, y recordar de paso que su novio Luis Antonio Lagunas fue un activo operador de la campaña de AMLO en las elecciones del 2018, además de que sus “padrinos políticos” son: Andrés Manuel López Obrador, la preferida de la pareja presidencial Claudia Sheinbaum y Cuauhtémoc Blanco.

En el juego mediático que impulsa para saltar nuevamente al cuadrilátero político coloca como pretexto su “boda”, y lo hace para demostrar que sigue actuante y vigorosa bajo un escenario en que se avecina la consulta sobre la revocación del mandato del presidente López Obrador, con la que el jefe del ejecutivo busca que el pueblo le refrende en las urnas el 10 de abril su apoyo, y a escasos tres meses de las elecciones en que se renovarán seis gubernaturas.

A la ex lideresa magisterial no le preocupa tanto incidir en los procesos electorales que se realizarán en Oaxaca, Tamaulipas, Durango, Aguascalientes y Quintana Roo, sino en Hidalgo, gobernado por su aliado priista Omar Fayad y el secretario general, Simón Vargas, el enlace que le fue útil a Elba Esther para sostener una relación tersa con la jerarquía católica.

En esta hora en que López Obrador se encuentra apanicado por la noticia de su hijo millonario en Houston, la maestra sabe que el presidente demanda con urgencia de estrategas y organizaciones que le garanticen votos en las urnas a favor de su proyecto político, y en particular la consulta para la revocación del mandato es crucial para que se apuntale como jefe del Ejecutivo.

Hace unas semanas cuadros elbistas anunciaron que estaban en la mejor disposición de respaldar a AMLO en la revocación del mandato, pero de eso no trascendió nada más.

Actualmente Elba Esther valora que en Palacio Nacional pueden requerir de sus servicios. En el 2020 demostró que aún cuenta con recursos, alianzas y operadores para sacar gente a la calle, tal y como lo hizo cuando acarreó personas a las diferentes asambleas verificadas para conformar su partido Redes Sociales Progresistas, que al final de cuentas no logró su registro como partido nacional.

Elba Esther sabe perfectamente cómo llamar la atención, para eso organiza y anuncia a los cuatro vientos que contraerá nupcias, y al mismo tiempo, mediante la publicación de otras cuestiones de corte político electoral, le toca el hombro al principal huésped de Palacio Nacional para que se percate de lo que está haciendo y voltee a verla para “negociar”.

Para la consecución de ese objetivo hoy trasciende en los medios que la precandidata del PRI al gobierno del Estado de México, la diputada y ex alcaldesa de Metepec, Ana Lilia Herrera, ya trabaja para estrechar alianzas con Enrique Vargas, Juan Zepeda, Ricardo Aguilar, Carlos Iriarte y Alejandra del Moral.

De Enrique Vargas, no sabe si es el panista Vargas del Villar, el expresidente municipal del emblemático Huixquilucan (donde viven poderosos empresarios), y actual coordinador de la bancada panista mexiquense, o Vargas Anaya, el perredista que se desempeñó como secretario de Desarrollo Económico, en el gobierno capitalino de Marcelo Ebrard (2006-2012).

De Juan Zepeda, es aquel perredista expresidente municipal de Netzahualcóyotl que contendió en el 2017 contra la morenista y actual titular de la SEP, Delfina Gómez, por la gubernatura del Estado de México.

Pero de la lista de personajes con los que la priista  Ana Lilia Herrera busca supuestamente tejer alianzas sobresale Ricardo Aguilar Gordillo, ex secretario de Educación en Chiapas, por recomendación de la ex lideresa magisterial, y que en los últimos meses ha sobresalido en el ambiente político sindical por aparecer como dirigente del denominado Movimiento Nacional por la Transformación del SNTE, manufacturado precisamente por Elba Esther para demandar la renovación de la secretaria general del CEN del SNTE a cargo de Alfonso Cepeda Salas.

Es obvio que la expresidenta del CEN del SNTE desliza en la prensa el mensaje de que su equipo compacto está negociando con la precandidata del PRI al gobierno del Estado de México, Ana Lilia Herrera, para que el presidente López Obrador, reconsidere si a Morena le conviene tener lejos o cerca a la maestra, y se decida finalmente por llamarla a negociar para obtener su apoyo y garantizar en el corto plazo un suficiente acarreo de votantes a la consulta para la revocación del mandato, que tendrá verificativo el 10 de abril, de tal manera que el pueblo le refrende su apoyo y le recargue el tanque de oxígeno para llegar con todo el respaldo de las clases marginales al 2024.

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