Por Carlos Blanco López
Segura de sí misma, cual, si fuese una docta en el tema educativo, en la movilidad de las organizaciones sindicales y poseedora de una gran trayectoria política marcada por una conducta ética ejemplar, la ex lideresa del SNTE, Elba Esther Gordillo, consideró que el ex secretario de Educación, Esteban Moctezuma, nunca debió haber ordenado el cierre de las escuelas durante la pandemia provocada por el Covid-19.
En su opinión las puertas de las escuelas se debieron haber quedado abiertas con personal de guardia.
Ya uno no sabe ni qué pensar de los comentarios que hace Elba Esther Gordillo, en tanto que no es posible que durante los últimos tres años haya vivido aislada de la realidad, en una isla lejana, que no se le ocurrió leer periódicos ni escuchar noticiarios en los medios de comunicación social electrónica.
A poco en serio Elba Esther Gordillo nunca se enteró que durante la pandemia estaban muriendo millones de personas en el mundo, por lo que las autoridades de prácticamente todas las naciones del orbe ordenaron, entre otras múltiples medidas sanitarias, el cierre de los planteles escolares para evitar que murieran contagiados por el coronavirus millones de niños y de maestras, maestros y trabajadores de apoyo y asistencia de la educación.
Cientos de miles de personas fallecieron en diversas naciones, en el caso de nuestro país, con todo y que los planteles escolares fueron cerrados de manera muy oportuna en marzo del 2020, de acuerdo a la estadística de la secretaría de Salud, en México perdieron la vida durante dos años de pandemia: siete mil 542 profesores y especialistas en docencia.
De no haberse cerrado las escuelas ¿Cuántos maestras y maestros habrían fallecido?
Con esos comentarios Elba Esther Gordillo proyecta lo que en realidad siente por el magisterio nacional: absolutamente nada, salvo cariño por las cuotas sindicales que le permitieron vivir una vida suntuosa: ropa de marca, departamentos y residencias de descanso en México y el extranjero, como la de Coronado Cays, en San Diego, California.
Muchas otras cosas más dijo, durante la entrevista que le hicieron en Radio Fórmula, como el considerar que la designación de Leticia Ramírez Amaya al frente de la SEP no fue otra cosa que entregar la educación del país a la CNTE.
Eso no es certero, ya que, si bien Ramírez Amaya fue una de las tantas activistas de la sección novena de la ciudad de México durante el movimiento magisterial de 1989, con el tiempo prefirió involucrarse más en las actividades políticas del PRD, hasta que se incorporó a la nómina del gobierno de la ciudad de México en la etapa en que López Obrador fue el jefe de Gobierno, y ahí siguió después con Marcelo Ebrard.
Seguramente que por el trabajo político que desarrolló para el presidente López Obrador, en la dirección de Atención Ciudadana, sigue teniendo contacto con activistas de la CNTE, pero de eso a decir que la Coordinadora tomó el control de la educación del país hay un abismo.
Tan no está la CNTE en el ánimo del presidente López Obrador que desde hace muchos meses no los quiere recibir en Palacio Nacional.
El mismo secretario General de la sección 7 de Chiapas, Pedro Gómez Báhamaca, expresó que Ramírez Amaya lleva 30 años alejada del magisterio, y que lo único que hizo el presidente López Obrador fue colocar en la SEP a alguien de su confianza.
Qué tanto podrá hacer Leticia Ramírez por la educación del país, habrá que darle el beneficio de la duda, lo único que se sabe es que actualmente la SEP funciona bajo la fuerte influencia del director general de Materiales Educativos, Marx Arriaga, y esto gracias a su estrecha amistad con Beatriz Gutiérrez Mueller, la esposa del jefe del Ejecutivo.
La mejor prueba del poder con que cuenta Marx Arriaga en el funcionamiento de la SEP quedó patente en los flamantes planes y programas educativos que recién se acaban de anunciar y que llevan su sello.
¿Por qué de esto no dice nada Elba Esther Gordillo?
A la exlideresa magisterial también le incomoda que los contingentes de la CNTE se encuentren tranquilos, pero esto lo dice con la finalidad de ganar la simpatía de aquellos activistas que aseguran que sus dirigentes han sido cooptados por el poder gubernamental.
La maestra no da paso sin huarache, sabe que México está en pleno proceso de sucesión presidencial y ya le entró al rejuego político. Su gran problema es que ya no cuenta con los grandes recursos de que gozaba cuando era la mandamás del SNTE para cooptar y alquilar conciencias.