Redacción
El hecho de que la dirigencia nacional del SNTE organice el proceso de “democratización” de los más de 55 Comité seccionales a través del voto libre, directo y secreto, en medio de acusaciones de irregularidades, no es de extrañarse, pero si llama mucho la atención que en contraparte los contingentes que conforman a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), desaprovechen los lineamientos laborales del T-MEC, que exige la elección de dirigentes de los sindicatos mediante el voto directo y secreto y prosigan designando a sus dirigentes con la participación de “delegados”.
Es cuando menos desconcertante, por así decirlo, que la disidencia de Coordinadora Estatal de los Trabajadores de Guerrero (Ceteg) de la sección 14, que tras de más de 40 años de luchar por la democratizacon del SNTE, hayan electo el pasado 24 de octubre a su nuevo dirigente, Héctor Torres Serrano, mediante el voto de los “delegados” de las ocho regiones, en vez de haber demostrado con el ejemplo que los integrantes y directivos de la CNTE son demócratas y que a diferencia de la dirigencia nacional del SNTE la disidencia magisterial sí impulsa un cambio de renovación de mandos sindicales mediante un escrupuloso proceso electoral basado en el voto universal, libre, directo y secreto, sin restringir la participación de algún integrante del sindicato.
En medio de este proceso electoral, el CEN de SNTE dio a conocer hace algunos días que el proceso de renovación de mandos en las secciones 22 de Oaxaca y 7 de Chiapas, bajo el control de la disidencia, se difiere hasta nueva fecha. Este anuncio no provocó mayor reacción entre los cuadros de la CNTE, dando la impresión, a diferencia de otros años, que entre la dirigencia nacional del sindicato y los mandos de la disidencia de la Coordinadora, hay una estrecha coordinación.