Por: Carlos Blanco López
El paro magisterial de 48 horas protagonizado en Sinaloa por las dirigencias institucionales de las secciones 27 y 53 es una disputa abierta con el gobernador morenista Rubén Rocha Moya, por los cargos más representativos al interior de la secretaría de Educación Pública y Cultura del gobierno del estado. Presionan para que les regresen el control de esta institución para favorecer en las negociaciones al gremio que representan.
No en vano los sindicalistas “Institucionales” demandan principalmente la salida del subsecretario de Educación Básica, Horacio Lora Oliva, ex diputado local morenista formado políticamente en la CNTE, que arribó este cargo por invitación de la titular de la SEPyC, Graciela Domínguez Nava, su compañera en la pasada legislatura, con el visto bueno del gobernador Rubén Rocha Moya.
Lora Oliva participó en el 2015 en el proceso de renovación de la sección 27, y para ello conformó una planilla en la que él figuraba como aspirante a la secretaria General del CES, y en esa lid lo acompañó otro líder sobresaliente de la disidencia magisterial sinaloense: Carlos Rea Camacho, vinculado actualmente de manera estrecha al actual gobernador Rocha Moya.
Los dirigentes de las secciones 27 y 53, recientemente electos, Genaro Torrecillas y Ricardo Madrid, respectivamente, obtuvieron la victoria bajo la modalidad electoral basada en el voto directo y secreto de los trabajadores de la educación, con el apoyo “estratégico”, sobre todo en lo que toca a la 53, del cacique magisterial priísta Daniel Amador Gaxiola, que desde hace 20 años ejerce un férreo control en esta gremial.
En el caso de la sección 27, que lidera Genaro Torrecillas, cuenta con el apoyo de varios ex secretarios generales vinculados en su momento al ex cacique magisterial Ernesto Moreno Morales.
El actual conflicto magisterial representa un reto para el gobernador morenista Rubén Rocha Moya, quien recientemente consideró que el conflicto es resultado de que los sindicalistas “estuvieron acostumbrados a mandar en la secretaría de Educación” y que eso “ya no es posible en tanto que la rectoría de la educación corresponde al Estado”.
Empero, ahora cobra vigencia la impresión de que el actual subsecretario de Educación Básica, Horacio Lora Oliva, designó en diversos cargos a funcionarios afines a su proyecto político identificado con la vieja disidencia magisterial identificada con la izquierda, y que en las negociaciones con el gremio está ofreciendo un trato preferencial a los líderes de la disidencia centista, no obstante que los líderes institucionales de las secciones 27 y 53 son los que cuentan con la representación legal del magisterio, de ahí que han expuesto que en la subsecretaria de Educación Básica se privilegian los acuerdos con las “facciones” de la disidencia.
Por eso mismo, para acotar la capacidad de convocatoria entre los trabajadores de la educación liderados por los dirigentes institucionales, Carlos Rea Camacho, integrante del Frente Amplio Incluyente Democrático Magisterial (FAIDS) sugirió en su oportunidad a los trabajadores de la educación, sin mayores resultados, que hicieran caso omiso al paro de 48 horas convocado por los secretarios generales de las secciones 27 y 53, para los días jueves y viernes de la semana pasada.
Si bien uno de los mayores problemas que ha padecido el sector educativo desde hace años ha sido la colonización de las secretarias de Educación por parte de los dirigentes sindicales con la finalidad de controlar la entrega de plazas, autorizar incremento de horas-clase, agilizar cambios de adscripción, y en fin, dar salida a todo tipo de incidencias a favor de sus representados, sin importar entorpecer o alterar el funcionamiento del proceso educativo, ahora, por lo que se percibe en Sinaloa, muchos de los cargos conferidos por el gobernador Rocha Moya al interior de la secretaria de Educación estatal se están entregando a viejos militantes de la CNTE, que están reproduciendo el viejo modelo laboral administrativo que tanto cuestionaron porque favorecía a los “Institucionales” y marginaba a los cuadros disidentes identificados con la izquierda.
De eso no se trata, a los gobiernos de la 4T les corresponde demostrar que en realidad son diferentes, que no son iguales a los priístas y panistas, como tanto lo manifiesta el presidente López Obrador, y conducir la gobernabilidad sin excluir y hacer a un lado en la relación laboral a los sindicalistas institucionales. Deben conducirse, ahora que detentan cargos gubernamentales, sin preferencias ideológicas, sin vendettas de ningún tipo.
Hay que hacer a un lado la confrontación que solo conduce a la polarización, a un enfrentamiento que lacera el tejido social.