Por: Carlos Blanco López
En el circuito de las 35 Universidades estatales que hay en el país, el subsecretario de Educación Superior de la SEP, Luciano Concheiro, volvió a posicionarse en el centro de atención, al prácticamente denunciar en la proempresarial capital de Nuevo León, Monterrey, que, del total del universo de universidades estatales, once de ellas están recibiendo un presupuesto para el pago de maestros de preparatoria sin contar en su estructura con ese nivel de estudios medio superior.
El diario El Sol de México, fue el que publicó hoy esa bomba informativa a ocho columnas, bajo la firma de la reportera Nurit Martínez: “Reciben presupuesto para prepas fantasma; once universidades gastan fondo durante 12 años”.
Ya en el cuerpo de la nota, la reportera entrevista en exclusiva al funcionario de la SEP, quien le explicó que “hay un capítulo en el presupuesto, el U006, destinado al pago de profesores de las universidades estatales que dan clases en sus planteles de media superior, pero desde hace 12 años la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) distribuyó los recursos no sólo entre las 24 que sí cuentan con bachillerato, sino entre las 35”, por lo que esas once universidades ya no van a contar con ese presupuesto en el 2022.
Luciano Concheiro, puntualizó que esa medida va a “enojar” a esos rectores, pero que a él no le importa la popularidad, y “tenemos que proceder”. De acuerdo a lo que asegura el funcionario: la SEP no va mirar para atrás, pero de aquí en adelante dichas universidades no van a recibir ese dinero.
Suena bien lo que dice y alega el funcionario educativo federal, pero en sus comentarios hay más preguntas que respuestas. Para empezar, por qué ese dato lo dio a conocer a mitad del sexenio; por qué no se puso orden en la asignación de ese presupuesto para las universidades en el primer año del gobierno de la 4T.
Por qué ese problema que representa la asignación de recursos para profesores de preparatoria en Universidades que no imparten esos estudios, no se analizó debidamente en la Cámara de Diputados a la hora de formular el presupuesto de egresos para el 2022, y en todo caso dicha partida presupuestal la hubieran asignado los diputados a las Universidades que año con año demandan mayores ingresos para cubrir sus necesidades financieras.
A qué se debe que el subsecretario de la SEP no haya dado los nombres de las Universidades qué desde hace 12 años estaban recibiendo recursos para un servicio de preparatoria con el que no cuentan.
Y finalmente, entre otras interrogantes, por qué la secretaria Delfina Gómez, no fue la que dio a conocer esa impactante noticia, que la hubiera cubierto de gloria al ventilar públicamente las medidas financieras que impulsa la SEP para hacer rendir mejor el presupuesto en las 35 Universidades públicas que hay en el país.
A la mejor si se lo consultó el subsecretario, pero a ella sí le importa la “popularidad”, y a Luciano Concherio eso le vale poco menos que un cacahuate. ¿Será?