Genera suspicacia la decisión tomada por la comunidad de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, de conmemorar su aniversario número 96 con un baile que será amenizado por la Banda El Recodo y la Original Banda el Limón.
Ambos grupos musicales se cotizan muy alto, El Recodo cobra un millón 200 mil pesos por presentación, mientras que la Original Banda el Limón se cotiza en 2 millones de pesos por evento.
El boleto de entrada al baile, que se realizará en marzo, tendrá un costo de 250 pesos por persona. El costo del festejo sorprende, no tanto porque se lo merezcan o no, sino porque para un festejo de tales características se requiere de una inyección fuerte de recursos, y bueno, pues de dónde van a obtener dicho capital, cuando se supone que los alumnos de la Normal de Ayotzinapa son hijos de campesinos que padecen graves carencias económicas.
No en pocas ocasiones han dicho que cuando toman casetas de peaje” para cobrar “cuotas” a los automovilistas, lo hacen para obtener recursos que les permitan mantener activo el movimiento que impulsan para esclarecer el caso de los 43 desaparecidos.
La comunidad de la Normal de Ayotzinapa se merece un festejo de tales características y está en su derecho de echar la casa por la ventana a 96 años de la creación de esta emblemática institución formadora de maestros, pero valdría la pena que el manejo de los recursos lo hicieran con total y absoluta transparencia, y que los fondos que recaben los utilicen para mejorar sus instalaciones y/o en su defecto crear una bolsa de recursos para apoyar a los estudiantes que más lo necesiten.
Al gobierno de Guerrero le compete desplegar un fuerte operativo de vigilancia para que el festejo se realice en un ambiente de seguridad, en una entidad donde radican poderosos grupos delincuenciales, como resultado de que el estado que gobierna la morenista Evelyn Salgado es el primer cultivador de amapola en México y representa una de las principales zonas productoras de goma de opio en el mundo.