Nueva dirigencia en la 22: erradicar prácticas clientelares

Por: Carlos Blanco López

Lo más relevante que ha sucedido en los últimos días en el movimiento magisterial nacional no lo representa el somnífero comunicado del CEN SNTE, que lidera Alfonso Cepeda Salas, donde refrenda su obvio apoyo al presidente López Obrador por sus cuatro años de gobierno, en tanto que lo más sobresaliente, por múltiples razones, es el proceso de renovación de la dirigencia de la sección 22 de Oaxaca, la columna vertebral de la CNTE, en donde resultó electa como nueva dirigente la profesora Yeni Araceli Pérez Martínez.

Nunca en los 42 años de vida la CNTE había sido electa una mujer al frente de la dirigencia de la hiperactiva sección 22 de Oaxaca. Esto es histórico, sobre todo si se tiene en cuenta que el 69.95 por ciento de los docentes agremiados afiliados al SNTE son maestras.

En buena hora que ahora sea una mujer, Yeni Araceli, la que encabece la aguerrida sección 22, para el periodo 2022-2026.

Sin embargo, entre las razones que motivan a la reflexión en este proceso de elección de la nueva dirigencia de la sección 22 se encuentra la cuestionable decisión del magisterio oaxaqueño de verificar su renovación de comité seccional bajo la estrategia de “usos y costumbres”, es decir, mediante delegados, a pesar de que cuando se fundó la CNTE una de sus dos demandas centrales era la “democratización” del sindicato, lo que de suyo conlleva un proceso de elección abierta en la que participen todos los agremiados con su voto, y no a través de “delegados”.

¿Dónde ha quedado entonces esa intención de “democratizar” al sindicato magisterial?

¿Con qué cara se le puede exigir a la dirigencia nacional encabezada por Cepeda Salas, que la secretaria general del CEN del SNTE se elija con el voto del millón 600 mil docentes?

La nueva dirigente Yeni Araceli Pérez Martínez tiene ante sí una serie de retos que enfrentar, no solo el de establecer un efectivo proceso de negociación ante la autoridad, sino lo más relevante y trascendente: retomar los objetivos originales de la CNTE: “enfrentar y resistirse a la antidemocracia sindical, el control corporativo y clientelar, la injusticia, la arbitrariedad, la persecución política, la violencia física, la represión, la amenaza y el chantaje”.

De acuerdo con un estudio elaborado por Alberto Cervantes Sánchez, titulado: “CNTE: repetir la historia”, publicado recientemente en la revista Nexos, la Coordinadora, al transformarse en la expresión “hegemónica en algunas secciones”, repitió los vicios que antes combatió, aunque a lo largo del tiempo haya mantenido una retórica de combate disidente aderezada con una jerga emparentada con la ideología revolucionaria de la lucha de clases”.

Dice Cervantes Sánchez que en las secciones 7, 18 y 22 los “dirigentes se apropiaron y reprodujeron las prácticas que sus antecesores habían combatido. Se adaptaron a la cultura sindical dominante y, en lugar de promover un proyecto sindical distinto, ejercieron sobre sus agremiados el control político de antaño y los maestros críticos e insubordinados fueron acosados y sometidos”.

Al comentar que la movilización es la piedra angular de presión de la CNTE, Cervantes Sánchez asegura que está se da de manera forzada y para ello se maneja la llamada “constancia de participación sindical”, y que sin ella las maestras y los maestros están impedidos de ejercer plena y libremente sus derechos laborales.

En este sentido explica que la “constancia es la llave de entrada a cambios de adscripción, interinatos, ascensos, incremento de horas, becas para los hijos y préstamos económicos, entre otros derechos. Para ello, se espera que cada maestro participe en las actividades sindicales programadas: asambleas, paros, marchas, mítines, plantones, cooperaciones económicas”.

De tal manera que, si la elección de una mujer al frente de la sección 22 es histórica, más histórico será que la profesora Yeni Araceli Pérez Martínez, erradique de una vez por todas de esta gremial esas nocivas prácticas clientelares que tanto criticaron antaño los fundadores de la CNTE y convierta a la Coordinadora, cuando menos a la sección 22, en la simiente de una auténtica democracia sindical.

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