Por: Carlos Blanco López
En el paro de labores que desde hace semanas mantiene en jaque a varias escuelas del Instituto Politécnico Nacional, si nos atenemos a lo que ha dicho el dirigente nacional del SNTE, Alfonso Cepeda Sala, tienen metidas las manos operadores de los precandidatos presidenciales de Morena.
También explicó en una larga entrevista que recientemente ofreció a La Jornada que para generar inconformidad entre la comunidad los operadores se valen de problemas generados en la infraestructura que se vio afectada durante la pandemia.
Deliberadamente y para no meterse en problemas Cepeda Salas evitó dar el nombre o los nombres de los precandidatos presidenciales que están maniobrando a trasmano para generar inconformidad entre el personal docente, estudiantil y de trabajadores de apoyo y asistencia de la educación, solamente generalizó y puso énfasis en el tema que presenta la infraestructura.
Actualmente el paro de labores afecta a 8 planteles: Escuela Superior de Comercio y Administración, la Escuela Superior de Ingeniería Química e Industrias Extractivas, Escuela Superior de Economía, Escuela Superior de Turismo, Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura, Escuela Superior de Física y Matemáticas, Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica, y la Escuela Superior de Cómputo.
Se podría interpretar que todos los precandidatos presidenciales, léase: Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López Hernández pudieran estar involucrados en el paro de labores que afecta al IPN, porque la mayoría no mantienen un nexo político con el director general Arturo Reyes Sandoval, el cual fue designado como titular del IPN por recomendación de la directora general del Conacyt, María Elena Álvarez Buylla.
Además, la titular del Conacyt no es santo de devoción de los más conspicuos aspirantes morenistas a la candidatura presidencial. Durante los días más intensos de la pandemia el canciller Marcelo Ebrard verificó diversas reuniones de carácter internacional para analizar el tema de las vacunas para neutralizar el coronavirus.
Sobra decir que en ninguna de las acciones mencionadas participó Álvarez- Buylla, pues para ella quedarían encuadradas en lo que ha denominado “ciencia neoliberal” que se contrapone a una “ciencia para el pueblo”, etiquetas absurdas que no tienen cabida en la creación de nuevos conocimientos.
En cuanto a Claudia Sheinbaum, la jefa de Gobierno de la CDMX, habrá que recordar que en el 2021 criticó la reforma al reglamento del Sistema Nacional de Investigadores que salió del Conacyt, y que permitía a los funcionarios públicos que forman parte de ese Sistema cobrar estímulos: “Yo soy miembro del SNI, no estoy recibiendo mi apoyo y no me parece bien, pues que lo sigan recibiendo, la verdad”.
Desde luego que al canciller y a la jefa de Gobierno les encantaría que los problemas se complicarán en el IPN para influir en el Primer Mandatario y llevar a la dirección general de este instituto a un político allegado que les permitiera operar políticamente y generar consensos a su favor entre la comunidad politécnica compuesta por cerca de 200 mil alumnos y cerca de 30 mil académicos y trabajadores de apoyo y asistencia a la educación.
Sobre cuál de los dos políticos pudieran estar maniobrando para alterar la vida académica y laboral de la segunda institución educativa más importante del país es muy poco lo que se sabe, salvo lo que dijo Cepeda Salas, aunque recientemente el articulista del diario La Crónica, Rafael Cardona, aseguró que el canciller Marcelo Ebrard era quien estaba generando la agitación en el IPN, “mediante la operación del Secretario de Administración, el maestro Javier Tapia Santoyo, coludido con dos viejos lobos de colmillo largo, el responsable de Educación Superior Mauricio Igor Jasso y el titular de Capital Humano, Héctor Bello”.
De acuerdo a la versión que maneja el periodista, Tapia Santoyo tiene muchas escuelas “con severas deficiencias en infraestructura física y académica”.
Suena un tanto extraño que surjan versiones en las que se responsabilice al canciller de ser el autor de la desestabilización que padece el IPN, aunque a decir verdad no sería extraño que dado el historial político de Marcelo Ebrard sea éste quien efectivamente tenga metidas las manos en los paros laborales que afectan a esta institución.
¿Por qué extraño?, porque en el hipotético caso de que llegara a ser relevado del cargo el director general del IPN, lo lógico es que el presidente López Obrador atendiera con mayor atención toda sugerencia que le hiciera su favorita Claudia Sheinbaum.