Por: Carlos Blanco López
No es que Leticia Ramírez Amaya, la secretaria de Educación, haya sido rebasada por el problema que afecta a la ministra Yasmín Esquivel Mossa, acusada de plagio de tesis, el hecho de que fuese el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, el que diera conocer que la SEP no está facultada para cancelar el título de licenciatura de la ministra de la SCJN, sino que es la UNAM la que tiene la última palabra.
Ramírez Amaya le pudo haber respondido a la UNAM, en los mismos términos aplicados por Adán Augusto, quien señaló que la Dirección General de Profesiones si puede cancelar el registro de título, siempre y cuando haya una resolución judicial o una inhabilitación, “cosa que no ha cumplimentado la UNAM”.
Pero no sucedió así, por tres motivos: porque el gobierno federal no desaprovecha cuanta oportunidad se le presenta para generar polémica en torno al problema que sea, para acusar a sus adversarios, los fifís neoliberales, de ser el origen de todos los conflictos que vive la nación y que afectan a más de 50 millones de mexicanos.
En segunda instancia, capitalizar los problemas que prevalecen en la agenda nacional, para aventar al cuadrilátero a los precandidatos presidenciales, incondicionales de AMLO, para que su imagen y su nombre queden grabados en la mente de más de 50 millones de mexicanos pobres que pueden jugar un papel relevante en las urnas en el 2024.
Por esa misma razón el titular de la Segob provoca al rector de la UNAM, Enrique Graue, acusándolo de evadir su responsabilidad, con toda la intención de que el rector asuma el asunto como algo personal y le conteste.
Dada la trayectoria de Enrique Graue es de valorarse que no va a caer en el juego. Todo lo contrario, no hay que descartarlo, habrá de ofrecer una respuesta sensata, apegada a la normatividad universitaria.
El tercer motivo se debe a que Ramírez Amaya no figura como precandidata presidencial, sino coadyuvante de AMLO para utilizar la estructura de la SEP a favor de la corcholata preferida del presidente, no en vano acaba de ser designada al frente de la Dirección General de Enlace Interinstitucional de la SEP, Dolores Padierna, una ex diputada con gran influencia dentro del denominado Movimiento Nacional por la Esperanza que lidera René Bejarano.
Lo interesante sería saber a qué intereses responde Dolores Padierna, si a los de Adán Augusto, o a los de Claudia Sheinbaum.
Lo único que se observa actualmente en el ambiente político es que el nombramiento de la ex diputada en la SEP, se da dentro del contexto en que el presidente de Morena, Mario Delgado, pidió en un acto realizado en la SEGOB a los 16 gobernadores morenistas, que inviten a sus entidades a Claudia, a Marcelo y al propio Adán, para “contribuir a que el pueblo esté informado y cuando llegue el momento decida a través de las encuestas”.
Saque usted sus propias conclusiones.