Por: Carlos Blanco López
La desesperación nunca es una atinada consejera y esto lo comprueba la decisión de la saliente secretaria de Educación, Delfina Gómez, que el miércoles dio a conocer el inicio de la campaña “Vamos todas y Todos por la educación” orientada a la recuperación de aprendizajes y a convencer a los 5 millones de estudiantes que desertaron del aula por la pandemia para que regresen a clases, sin contar con el respaldo formal de las maestras y los maestros que son los únicos que pueden visitar “casa por casa” a los alumnos que se alejaron del plantel escolar y a los padres de familia.
Además, conforme a lo que dijo Delfina Gómez dicha campaña se efectuará entre el 9 y el 29 de agosto, pero ¿cómo le va a hacer la SEP para visitar millones de hogares si durante ese lapso las maestras y los maestros todavía se encuentran en vacaciones?
A todas luces dicha campaña no va servir absolutamente para nada, la saliente titular de la SEP la detonó no solo a destiempo, sino que se le olvidó consensuarla con las maestras y los maestros.
Por lo pronto el dirigente nacional del SNTE, Alfonso Cepeda Salas, con cierta malicia evitó mencionar el lema de esta campaña: “Vamos todos y todas por la Educación”, al dar a conocer este día que para el inicio del ciclo escolar “colaborará con una intensa campaña para identificar a los alumnos que abandonaron la escuela, las causas que lo provocaron y convencer a la familia y a ellos mismos de regresar a las aulas”.
Son muchas las tareas que tendrá que emprender la próxima secretaria de Educación para retomar el control y el rumbo de la SEP, y lo peor que le podría suceder todavía a la educación nacional es que el presidente López Obrador designe para este cargo a una política con la misión de conducir a la SEP con fines político electorales para garantizar que su proyecto político y económico sea transexenal.
México no merece ese destino, el mismo presidente López Obrador sabe muy bien que para su proyecto político electoral cuenta con el apoyo del secretario general del CEN, Alfonso Cepeda Salas, quien por cierto también hoy dio a conocer que acaba de sellar un convenio con la Secretaría del Bienestar para contribuir a elevar el nivel de vida de los 850 mil jubilados adheridos al sindicato.
Y esto lo hace Cepeda Salas no tanto porque le preocupen las condiciones tan adversas económicas y sociales en las que viven las maestras y los maestros que entregaron su vida a la enseñanza, sino con toda la intención de engrosar las filas de simpatizantes por el partido Morena.
Ya lo dijo en una ocasión Cepeda Salas: el SNTE es un aliado del partido Morena y el ejército intelectual del presidente López Obrador.
La SEP tiene otras funciones, entre estas la de “desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano y fomentará en él, a la vez, el amor a la Patria, el respeto a todos los derechos, las libertades, la cultura de paz y la conciencia de la solidaridad internacional, en la independencia y en la justicia; promoverá la honestidad, los valores y la mejora continua del proceso del proceso de enseñanza aprendizaje”.
En ningún artículo de la Constitución, ni en la Ley General de Educación, se establece que la SEP, cuenta entre sus funciones, la de ejercer actividades relacionadas con intereses político electoral. Eso que lo hagan los partidos y el SNTE, pese a que el voto corporativo ya pasó a formar parte de la historia.