Por: Carlos Blanco López
Sin el afán de ser fatalista hay evidencias de que la SEP navega a la deriva, en esta semana, por ejemplo, a escasos días de que culmine el ciclo escolar, la dirección general de Materiales Educativos, a cargo de Marx Arriaga, emitió la convocatoria para la elaboración de los nuevos Libros de Texto Gratuitos LTG de tercero a sexto grado de primaria, a pesar de que aún no se cuenta con la nueva curricula de educación básica ni se ha dado a conocer el plan de estudios de la Nueva Escuela Mexicana.
Apenas en abril la SEP dio a conocer la propuesta de nuevos Planes y Programas de Estudios para la educación básica, con la finalidad de evaluar reacciones entre el magisterio y especialistas en temas educativo.
Dicha propuesta fue cuestionada por especialistas en el tema educativo, calificando sus planteamientos como de ideologizados y por haberse elaborado sin un “diagnóstico serio de por medio”.
Intelectuales y académicos expresaron en esa ocasión que se pretendía pasar de una educación moderna, que ha decir de Marx Arriaga solo había servido a las elites empresariales y políticas dominantes, a una propuesta donde la educación dirigida a los grupos sociales oprimidos y que tenga como “centro organizador, no el alumno, sino la comunidad”.
El caso es que dichos planes y programas siguen siendo una propuesta que se sigue afinando y no son documentos acabados, por lo tanto no han sido publicados a través de un Acuerdo en el Diario Oficial de la Federación, lo que al parecer es un asunto nimio para Marx Arriaga que en su afán por sobresalir y demostrar que él si trabaja, que avanza, tuvo el atrevimiento de emitir la convocatoria para elaborar los libros de texto sin contar con los nuevos planes y programas de estudios, ya aprobados por la titular de la SEP, que serán la guía para el diseño de los contenidos de los libros de texto.
Todo este desbarajuste que se vive al interior de la SEP es resultado de dos factores: la ausencia de un capitán que conduzca la Secretaria de Educación a buen puerto porque su titular está más concentrada en lograr su candidatura al gobierno del Estado de México, que, por la educación nacional, y las pugnas internas que se viven al interior de la dependencia.
El propio Marx Arriaga ha revelado “que las principales resistencias para llevar a cabo un cambio profundo en el sistema educativo no se encuentran en las estructuras de la derecha o de oposición sino dentro de la misma dependencia, ya que por un lado están quienes quieren avanzar con la propuesta y por el otro quienes mantienen un pensamiento conservador”.
Bajo este escenario resultará sano que la opinión pública y el presidente López Obrador tengan pleno conocimiento de los funcionarios que son de línea “conservadora” y cuáles son los dizques liberales, y/o ultrarradicales, de tal modo que el próximo titular de la SEP cuente con un equipo compacto, afín, con el que se pueda trabajar en armonía.
Lo ideal es que la SEP esté libre de funcionarios ideologizados, que solo creen en su verdad absoluta, y que arriben mexicanos que conozcan de pedagogía, de la historia nacional, que estén conscientes de que México vive en un mundo globalizado que demanda ciudadanos preparados en lo mejor de la ciencia y la tecnología, bajo un enfoque humanista.