De entre la multitud de simpatizantes y “acarreados” provenientes de la capital del país, de municipios del Valle de México y de otras entidades del país, que hicieron acto de presencia en la plancha del Zócalo sobresalió el numeroso contingente del “ejército intelectual” del gobierno de la 4T, adscrito al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
Deliberadamente se hicieron notorios porque venían vestidos con un pants de color negro con vivos amarillos, mientras que sus “coordinadores” portaban camisas azules con el logo del sindicato magisterial.
En punto de la una de la tarde el contingente de trabajadores de la educación, por instrucciones superiores, se empezó a conglomerar en los jardines de la Alameda Central, ya luego, bien organizados, tras de que cada maestra, maestro y trabajador de apoyo y asistencia a la educación, recibió su respectiva bolsa conteniendo una torta y un refresco, para apaciguar la sed y el hambre, se encaminaron a la avenida Madero para enfilarse hacia la Plaza de la Constitución.
Ahí estuvieron presentes desde que inicio el acto hasta el final del informe del presidente López Obrador, y aplaudieron a mas no poder cuando el jefe del Ejecutivo explicó que en sexenios anteriores se afirmaba que si llovía fuerte arriba goteaba abajo, “como si la riqueza fuera permeable” y manifestó ¡Que se vayan …al carajo!”
De la presencia del contingente del SNTE solo cabe observar que a la fecha sus dirigentes prosiguen lamentablemente impulsando aquellas prácticas del viejo corporativismo bajo la sombra de un gobierno morenista que no se agota de enfatizar que es absolutamente diferente a los regímenes neoporfiristas.