Por: Carlos Blanco López
El anuncio sobre la salida de Delfina Gómez de la SEP a quien menos afecta es a la texcocana. Ella va a hacer exactamente lo que el presidente López Obrador le instruya. Sabe cómo llegó e intuye como se va a ir: por obra y gracia del todavía todo poderoso presidente de la República.
En el fondo todo ese juego mediático en el que aparentemente se encuentra colocada en medio Delfina Gómez se dirige a torpedear la línea de flotación del tabasqueño secretario de Gobernación, Adán López Hernández.
Doble contra sencillo a que el principal huésped del Palacio de Covián tuvo hace unos días la ocurrencia de plantearle al presidente López Obrador la posibilidad de relevar a Delfina Gómez de la secretaria de Educación, para colocar en su lugar a su ex secretario de Educación y actual rector de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, Guillermo Narváez Osorio.
Seguramente le quiso dorar la píldora al presidente comentándole la importancia de evitar que su principal candidata al gobierno mexiquense se siga desgastando al frente de la SEP, cuando en realidad lo que busca en el fondo Adán López es fortalecer su grupo político ante el proceso de sucesión del 2024.
Para su infortunio, la propuesta de Adán López llegó a los oídos de algún otro aspirante a la candidatura de Morena a la presidencia de la República, y desde luego que ese personaje no desaprovechó la oportunidad de balconear las ambiciones del secretario de Gobernación de querer colocar a un incondicional al frente de la poderosa Secretaria de Educación Pública.
La noticia referente a la presunta salida de Delfina de la SEP inquieto y preocupó a funcionarios cercanos a la esposa del primer mandatario, Beatriz Gutiérrez Müeller, que en estos momentos ejerce una gran influencia sobre la profesora Delfina Gómez.
No en vano, cuando el periodista de El Financiero, Alejo Sánchez Cano, habló de la salida de Delfina, de inmediato el director General de Materiales Educativos de la SEP, Marx Arriaga, declaró desde Tabasco que todo era una campaña sucia para “descarrilar cualquier cambio que se de en las instituciones”.
Sin dejar de puntualizar que es la “maestra Delfina la que encabeza esta transformación en el sistema educativo nacional”.
Cuál de todos los aspirantes a suceder en el cargo a López Obrador estará detrás del manejo informativo alusivo a la renuncia de Delfina Gómez y que su relevo en la SEP será Guillermo Narváez, de quien se afirma que es “apóstol de la secta evangélica “Nueva Generación”, que él mismo fundó.
Qué diría Benito Juárez si se llegara a enterar que al frente de la SEP puede ser designado un apóstol de una secta evangélica. Pues sobra decir que le volvería a dar un infarto.